martes 19 de mayo de 2009

El Misterio de la Estancia La Aurora



Desde 1976 diferentes personas comentan que en la Estancia La Aurora se ven manifestaciones de luces y otros fenómenos de explicaciones desconocidas. Algunos visitantes entienden que se trata de visitas extraterrestres, otros prefieren no acercarse o buscar alguna respuesta científica.

La Aurora es un establecimiento agrícola-ganadero de unas 1.000 hectáreas aproximadamente que se encuentra a pocos metros de distancia del puente fronterizo Salto-Paysandú (República oriental del Uruguay) tendido sobre el Río Daymán, con un pie en cada uno de estos departamentos. A ella se accede a través de un estrecho sendero de tierra y polvo que se abre a un costado de la Ruta 3. No es una estancia turística como muchos creen, aunque es uno punto muy visitado en Uruguay, por contar en sus cercanías con la conocida gruta del Padre Pío por un lado y por las manifestaciones extraterrestres que allí se supone que ocurren, por otro. La estancia existe desde el año 1918 y pertenece a la familia Tonna-Ratin. Hace tres años falleció el antiguo dueño del campo, Angel María Tonna, y ahora los que se encargan del establecimiento son su mujer y sus tres hijos: Ángel Humberto (el mayor), Tulio (el del medio) y Elena Margarita (la menor). La familia Tonna vive en la estancia, pero por cuestiones de trabajo viajan bastante a otros departamentos.

El primer acontecimiento raro en la estancia, data de 1976. Una noche de febrero de ese año, Angel María Tonna se encontraba en la estancia cuando alrededor de las 10 de la noche uno de sus trabajadores le fue a avisar que estaba viendo una potente luz en el cielo. Acompañado por su familia, se acercó hasta donde le habían indicado y vieron una fuerte luz de unos tres metros de diámetro que descendía en forma pendular. Unos instantes después ascendió de forma vertical introduciéndose en otra de mayores dimensiones en forma de triángulo isósceles. Mientras se alejaba se produjo un apagón en la ciudad de Salto, a 10 kilómetros de la estancia.

“Lo que nosotros vimos fue a partir de febrero del 76. Aparecieron luces muy fuertes que nos producían quemaduras en los árboles, en los animales, en la gente. Eso fue lo que se vio. Y después una luz muy, muy fuerte que de noche iluminaba todos los establecimientos a la redonda, y bueno, la gente lo podía ver. Los vecinos también, entonces era difícil tapar que eso sucediera ahí, porque todo el mundo lo estaba viendo”, contó.

Parte del terreno fue quemado y se encontró un perro muerto, un trozo de alambrado y hasta un motor eléctrico. Una investigación llevaba a cabo por personal de la Fuerza Aérea Uruguaya dejó al descubierto la existencia de liebres muertas que no despedían olor a putrefacción. Pero lo más llamativo era la existencia de un ombú que está a 50 metros del casco principal de la estancia, que quedó partido a la mitad produciéndose un profundo hueco entre sus raíces. Ese hueco llegó a convertirse en una especie de trampa natural donde muchos pequeños animales aparecieron muertos y disecados.

“El famoso ombú del que todo el mundo habla en La Aurora donde un 4 de febrero del setenta y pico, de madrugada, como que el árbol explotó, desapareció, quedó un gran hueco en el lugar donde estaba el árbol, y la cosa rara que pasaba ahí, es que empezaron a aparecer animalitos muertos alrededor de ese hueco y a la gente se nos ponían todos los pelitos de punta. Un médico de aquí de Salto empezó a detectar que había radiaciones y unos japoneses que estaban trabajando en la represa de Salto Grande también llevaron un aparatito... Donde descubrieron radiaciones elevadas. Y bueno, eso fue lo que le pasó al famoso ombú. Después hubo que cerrar las puertas obviamente por peligro a la gente y algunas historietas que se armaban que no eran ciertas. Dicen, yo repito lo que he escuchado de tanta gente que sabe, que la radioactividad parece que se va desnaturalizando con los años, la mitad de la mitad de la mitad, bueno, aparentemente hoy hay nada, un riesgo muy chiquitito”, sostuvo Tonna.

La Comisión Receptora Investigadora De Denuncias OVNI (Cridovni) es una comisión interna dependiente de la Fuerza Aérea creada el 7 de agosto de 1979 por el Ministerio de Defensa, integrada por personal militar en actividad, personal militar retirado y civiles. Cridovni investiga aquellas denuncias que los ciudadanos hacen sobre objetos que ven en el cielo y que les llaman la atención por ser manifestaciones extrañas a las que no están acostumbrados.

Julio Aguirrazabal trabaja como periodista en Salto y es amigo de los Tonna desde hace más de 20 años. Conoce la estancia y las historias que ella encierra demasiado bien y muy amablemente se prestó para brindar algunos relatos interesantes como los que siguen:

“Tengo vinculación amistosa y comercial en la estancia, ellos me consideran un hermano de la familia. Yo te voy a dar nombre y apellido: Daniel Bianchi tiene un programa, “Vía Aérea” en Canal 5. Él venía seguido y tenía un camarógrafo que se llama Nilser Viaso, y ellos son tipos que fueron a la estancia y no pudieron filmar porque se les agotaban las baterías. Volvían al otro día con las baterías cargadas a full y se llevaban la sorpresa de que no podían filmar. A mi la estancia me ha marcado la vida. Yo llevo más de veinte años allegado a la estancia, pero punto. Cada cual que lleve sus propias conclusiones. Los que van por primera vez dicen sentir una energía muy particular y me preguntan, ¿vos no la sentís?, y bueno, si vos la sentís todo bien, bárbaro. No empujo a nadie a la creencia de que hay energía, de que no hay. Llevé un albañil un día para que me hiciera unos galpones y me dijo, ‘déjeme que yo en pleno verano me quedo a dormir acá; yo tiro un enceradito acá arriba de este tala y duermo acá, no pasa nada’. Bárbaro, me parece bien, aprovecha más el día, no tiene que volver a la ciudad. Al otro día fui y no lo encontré. Lo fui a buscar a la casa y le dije: `pero, me falló, ¿qué pasó?’. ‘No, no’, dice, ‘yo voy a ir todos los días’. ‘¿Pero usted no se iba a quedar?’, ‘No, no’, dice, ‘yo después de lo que vi anoche no me quedo nunca más, antes que caiga la noche yo me vengo’”, expresó Aguirrazabal.

Son muchas las denuncias y los relatos hechos sobre visiones de luces extrañas y Ovnis, es decir, objetos voladores no identificados, en las proximidades de la Estancia La Aurora.

Los automovilistas que transitan por la carretera han visto con frecuencia supuestos platillos voladores solitarios o en formaciones de hasta cinco o seis individuos. Por las mañanas, y aún cuando en toda la noche no se escuchó un solo ruido, los peones encuentran misteriosas huellas de aterrizajes en el pasto, como si un objeto muy caliente se hubiera posado de pronto y quemado todo la gramilla circundante con su fulgor. Se divisaron también luces y bolas de fuego que recorren a una velocidad muy lenta el descampado y que de pronto ascienden con una propulsión imposible hacia los cielos, donde se pierden para siempre.

Se han registrado denuncias de Ovnis en varios puntos calientes del país, como Paysandú, Durazno, en la zona de San Ramón en Canelones, las Sierras de Minas, Piriápolis, la laguna Negra en Rocha, y La Estación Margat en Canelones, por citar algunos, pero no caben dudas que la Estancia La Aurora se convirtió, como sin querer, por suerte, o por desgracia, en uno de los puntos turísticos más místicos del Uruguay, algo que muchas veces entorpece las actividades normales del establecimiento.

Los Misterios

Una noche, alrededor de medianoche, Angel María Tona, propietario de la estancia, salió del casco creyendo que se estaba incendiando el gallinero, que es lo que vemos por detrás del ombú. Se dirigió con sus hijos hacia ese lugar. Vieron que el gallinero estaba intacto, pero que lo que estaba en llamas era este ombú, que encontraron como cortado de cuajo.

Lo particular de este caso es que cuando la NASA mandó la sonda, encontró que el hueco de este ombú no era recto como debiera haber sido si la esfera hubiese caído afectada por la ley de la gravedad terrestre. Esta esfera hizo un recorrido sinusoidal hasta ubicarse a 25 metros de profundidad. La NASA sostiene a partir de este estudio que hubo una "mente artificial" que colocó allí ese objeto. Se ha especificado que la esfera estaba "pulida", que era de una redondez perfecta: alguien con una mente muy superior le había dado forma. Se ha comprobado que al latir, la esfera produce una energía que no sólo sirve para comunicaciones a nivel planetario sino que todo animal que cae dentro de ese hueco, queda momificado instantáneamente. Se deduce que hay "alguien" que maneja la energía de esta esfera a partir del hecho de que hay cadáveres de animales que cayeron en el hoyo, con diferentes estados momificatorios. Hay algunos que quedan casi intactos, otros quedan con la musculatura y otros sólo con sus huesos.

Fuente: http://www.taringa.net